Viajar a Sydney con niños
Imaginaos una ciudad moderna, al lado del mar, con playas espectaculares, cruzada por tres ríos, con montañas a menos de una hora de coche y sol 300 días al año. Podría ser Barcelona…Se mire por donde se mire, Sydney es una ciudad genial para vivir.
No solamente se come muy bien (mejor que en otros puntos de Australia, al mismo nivel que Melbourne), sino que Sydney ha desarollado una cultura del café total, de tal modo que hay cafés gourmet en todas las calles. Según Janna, nuestra especialista, hay que probarlo.
Estamos ahora en el vuelo que nos lleva a Malasia y la verdad, irnos de Australia nos da mucha pena a todos. E irnos de Sydney aún más. Nos hemos sentido como en casa. Tal vez es porque hicimos un intercambio de casa genial con Karen. Una casa super cómoda, de dos pisos, con piscina, sauna, gimnasio y todo lo necesario…a solo 20 min en barco de la ópera. ¿Lo mejor? Que nos preparó una tarta para que podamos comer cuando lleguemos.
En Sydney hay miles de cosas que ver:
Pasamos dos días enteros en el CBD (central business district, una manera compleja de decir el centro de la ciudad) para caminar por las calles de Sydney y sentir un poco las vibes. Hay dos museos que hacer con niños:
El museo marítimo, donde aparte de la exposición permanente (muy buena) se pueden visitar tres barcos (fragata, un submarino en el cual nunca habíamos estado y un velero sin gran interés)
El powerhouse museum, que mezcla tecnología y diseño. Muy bueno. Había justamente una exposición sobre Star Wars e identidades, donde tenías que descubrir qué tipo de personaje de Star Wars serias en función de tus genes, aprendizajes, mentores…
Puntos que ver en Sydney con niños
Darling Harbour: precioso paseo por el wharf, se puede ver el Sealife Acuarium pero no lo hicimos al ya haber visto mucho nemo y dorys en otras partes
Barangaroo: otro muelle (wharf) al lado del centro a visitar. Playground guapo cerca.
Jardin botánico, Harbour bridge y la Opera: el punto esencial de Sydney. Pasamos por allí también en barco. Pillamos varios ferry, a muchas horas del día y la luz cambia completamente la visión de la ópera.
Fuimos a las blue mountains, la cadena de montañas al lado de Sydney. Hicimos un trek de 10km llamado gran canyon, donde bajabas la montaña y la volvías a subir. Para hacer las cosas fáciles, unas escaleras están esculpidas directamente en la montaña. Muchos puntos de vista guapos por Evans Cliff lookout y Three Sisters.
Pero Sydney son también las playas: Y cada playa tiene su Coastal walk, muy parecido al camino de ronda de la costa brava. Nosotros hicimos dos:
Del spit bridge a Manly beach: preciosa caminata de unos diez kilómetros por el norte de Sydney. Manly beach tiene la característica de tener dos playas, separadas por 200 metros de calle. Una de ellas es tranquila, donde la gente se puede bañar, la otra más para hacer surf.
De Coogee a Bondi beach: otro paseo genial entre dos playas míticas de Sydney. Son solo seis kilómetros, pero está lleno de runners y gente paseando. Lo curioso es ver como hay varias piscinas construidas en el mar, tal vez para proteger a los bañistas de las medusas. Es que los australianos piensan en todo…
Volvimos dos veces a Bondi para ir al Bondi gym. Un gimnasio en frente de la playa, al aire libre, donde los australianos exhiben con orgullo su tableta trabajada y su morenazo. Janna, Liam y Mael estaban en su salsa mostrando abdominales, haciendo gym, pole dance y mirando a los demás gimnastas. Yo por si acaso no me quite la camiseta, no vaya a ser que me pidan cambiarme de playa.