Viajar de Melbourne a Adelaide con niños

Días 192 a 202 de la vuelta al mundo

Viajar con niños a Melbourne

Melbourne es la ciudad donde se vive mejor del mundo. No lo decimos nosotros, sino que es un ranking de ciudades establecido con criterios objetivos y del cual los Melboursianos están muy orgullosos.

Nosotros podemos confirmar que se vive muy bien allá. Ha sido el lugar donde mejor hemos comido en Australia, comimos helados espectaculares (aunque no tan buenos como los de Argentina…) así como buen pato Pekín (que esperamos comer mejor en Pekín).

Por otra parte, los transportes son gratuitos en el centro de la ciudad. Muy útil, sobre todo que es un tramway y que va a todas partes.

Fuimos por pura casualidad durante el gran premio de Fórmula 1, así que tuvimos suerte de haber alquilado un camping car, ya que hubiese sido imposible encontrar una habitación donde dormir.

Uno de los puntos importantes de Melbourne es el Street art. Hay varias calles llenas de grafitis y a los chicos les encantó.

Nos gustaron tres museos de Melbourne:

El Melbourne Museum (gratis para niños) está muy bien hecho y tiene secciones que les encantaron a Mael, muy interesado últimamente en ciencias y sobre todo pescaditos, muy buena introducción para lo que veremos en la Gran Barrera.

El Museum of Immigration: Australia es un país de inmigrantes. Los inmigrantes ni fueron bien tratados, ni trataron bien a los que vinieron después de ellos. Ni trataron bien a los aborígenes, que estaban allí bien antes que ellos. El museo también explica muy bien el periodo del White Australia Policy, durante el cual solo se aceptaba a inmigrantes blancos (y de preferencia británicos). Si el candidato no era un británico de buena familia, se le hacía un test de lengua. Si sabía hablar inglés, se le hacia el test en un idioma que no conocía y ya está, 8 meses de barco para nada…

Y sobre todo el Shrine of Remembrance, monumento que recuerda a los australianos muertos en las guerras del siglo XX.

También hicimos el Tan Track con Liam, un camino para correr alrededor del jardín botánico. Precioso, pero como solo es de 4km…lo hicimos dos veces J

Por último, el Victoria Market es uno de los mejores que hemos visto y HAY que ir, sobre todo de noche. Se come genial. Comida de todos los países y mi primera sangría en suelo australiano!

A unas 2h de Melbourne se encuentra el Wilson Promontory, donde los Melbournenses van de fin de semana. Hay que decir que el lugar es precioso, con emus, canguros y muchas, muchas playas. Hicimos un trekking hasta el Fort Nepean, desde donde se disparó el primer disparo de toda la Segunda Guerra Mundial, a un barco alemán que quería irse de la bahía de Melbourne justo la misma hora que Inglaterra les declaró la guerra.

Viajar con niños por la Great Ocean Road

Durante la vuelta al mundo hemos hecho varias carreteras míticas, sobre todo la ruta 40 argentina. Hacer la Great Ocean Road en camping car era uno de mis sueños.

La primera parada es la mítica Bells Beach, que el propio Bodhi reconoce como una de las playas surferas míticas en Point Break (“Le llaman Bodhi”). Asi que no es de extrañarse que en Bells Beach haya unos 10 surferos en el mar (rubios, pelo largo y bien morenos), unos 50 quiero-ser-surfero (menos rubios, menos cachas y menos morenos, pero con pelo largo) y unos 1000 turistas sacándose fotos.

Hay varias paradas después que la verdad no son imprescindibles.

Ni la cascada Erskine, ni Lorne, ni Torquay son lugares de mucho interés.

Fuimos después a Cape Otway, para ver el faro. Es bonito, pero la verdad que hacer todo ese camino para ver solo el faro no vale la pena. Pero justo al lado del faro está el camping de Cape Otway, donde dicen que hay muchos koalas…pero no los vimos.

En ese momento empieza lo bueno, con el parque de los doce apóstoles.

La primera parada son los Gibson Steps, donde después de bajar a la playa por las escaleras de Gibson, se puede perder de vista a los turistas y ser un viajero caminando solo 100 metros más por la playa.

Fuimos después a The Grotto, precioso.

La siguiente parada es el London bridge, aunque se derrumbó una parte y ahora es más una isla.

Para terminar en lo mejor, los doce apóstoles. Los vimos en la puesta del sol, un espectáculo extraordinario.

Nos quedamos a dormir en el parking de los doce apóstoles en el camping car para poder despertarse y ver el amanecer, ya que ya habíamos visto el atardecer. Parecía una buena idea.

Pero fue el principio del día de la triple desgracia.

La primera fue sobre las 3 de la mañana. Escuche un ruido en el camping car, pero la verdad, durmiendo en un parking se oyen muchos, así que no preste atención…hasta que oí a Janna gritar. Se nos había colado una persona en el camping car!

Yo sin gafas no lo pude ver bien, pero había un señor que nos dijo, no tengáis miedo, es solo que hace mucho frio afuera… Yo no había cerrado por la noche el camping car, vaya error.

Os imagináis el susto. Por si acaso, hasta este día no les he dicho nada a los chicos, pero os puedo asegurar que a partir de ese momento siempre he verificado que la puerta del camping car este cerrada.

Lo peor es que no pudimos ver el amanecer de los doce apóstoles, ya que llovió toda la noche y toda la mañana.

Las otras dos desgracias fueron en el Tower Hill Reserve. Primero nos cruzamos con un emu, y de repente empezó a correr hacia Janna. Imaginaros un avestruz de 200 kilos corriendo muy rápido hacia ti. Pues Janna empezó a gritar…

Justo después de esta experiencia, encontramos nuestro único canguro de Tower Hill…estaba muerto, completamente aplastado por alguna máquina. Horrible.

Solo nos faltó ver a un koala ahorcado de un árbol…

El resto de la ruta hasta Adelaide es típica australiana. Kilómetros y kilómetros de campos.

La verdad que se nos hizo largo el viaje y además calculamos mal el tiempo, no reservamos el ferry para Kanguroo Island a tiempo y no pudimos ir…

Para terminar, pudimos ver muchos animales en Gorge Wildlife, muy recomendable!  

4 comentarios sobre “Viajar de Melbourne a Adelaide con niños

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