Dias 37 a 50 de la vuelta al mundo
Finalmente llegamos a Argentina. Debo admitir que el hecho de pasar más de dos meses en el país que me vio nacer me ilusiona y emociona mucho. Y eso que hay gente que piensa que soy freak.
Una de los detalles que más impacta en la calidad de un viaje es tener un contacto local. Y no hablo de alguien que ha ido y te aconseja, de un guía que te lleva o de un libro que has comprado. Y eso que empiezo a ser muy bueno usando tripadvisor. Pero mi hermana conoce a Ana Clara de Salta, que llama cariñosamente “la Salteña”, así que nosotros en este post no vamos a ser menos y será para la posteridad recordada como la Salteña.
Para nosotros, tras cinco semanas entre Perú y Bolivia, había que acostumbrarse a varias cosas:
1/ hay agua caliente!
2/ hace calor!
3/ tenemos coche. Lo cual tiene puntos positivos, como la libertad…pero uno muy negativo. Vamos en coche a todas partes. Caminamos mucho menos en Argentina. Lo cual nos lleva a punto 4
4/ Helados, Alfajores, Pizza, Pasta, Carne….todo bueno y con Mayúscula! Pero es complicado mantener la línea, sobre todo cuando tu entrenador personal, tu fisio o tu escuela de pole están muy lejos.
Hemos alquilado un coche por 1 mes y medio, para hacer la famosa ruta 40. Esta ruta es la que va de “La Quiaca”, en la frontera con Bolivia…hasta al sur de “Santa Cruz” en Patagonia.
Nosotros lo haremos en muchos tramos y no iremos tan al sur. Cuestión de tiempo, seguramente. Lo cual es irónico para alguien que tiene un año de vuelta al mundo. Pero lo cierto es que hay que elegir.
El Noroeste argentino nos encantó.
Primero, Salta no se llama la linda por casualidad. Pudimos correr con Liam por el centro para visitarlo, una muy buena manera de conocer un lugar y después, cada vez «la salteña» nos indicaba dónde comer. Por ejemplo el restaurante Distinto.
Janna, que ha decidido ser vegetariana después de argentina, comió un churrasco allí y casi, digo bien casi, cambia de idea sobre el vegetarianismo.Los niños también dijeron que fue el mejor asado de su vida, lo cual me dolió un poco…pero hay que admitir cuándo estás derrotado. Y no es que sea mal perdedor, pero tienen mejor carne que yo, mejor parrilla…
También comimos muy buenas empanadas en “Roque García”.
Y finalmente, emprendimos viaje en el coche. Compramos una nevera portátil y algunos tuppers (que janna sin querer tiro por la ventana del coche, pero es otra historia) y rumbo al norte para ver la Quebrada de Humahuarca.
Hay dos maneras de ir. La salteña nos dijo bien claro: «vayan por la cornisa de Jujuy, por las montañas, y vuelvan por la autopista».
Bien, pero nunca encontramos el camino de la cornisa de Jujuy. Lo busqué y lo busqué, pero no. Fuimos y volvimos por autopista.
Primera parada: “Pumamarca”.
Pumamarca es un pueblo situado en la orilla de la montaña de 7 colores, similar a la que no pudimos ver en Perú. La vida siempre te ofrece una segunda oportunidad.
Segunda parada, cincuenta kilómetros más al norte: “Tilcara”.
Allí comimos un muy buen chivito a la cerveza negra y unos pasteles que estaban de muerte. Ah sí, también visitamos la “Pukara de Tilcara”, muy bonita. Por último, fuimos en coche por la Garganta del Diablo. La verdad es que ir en coche no merece la pena: son 8km de carretera que recuerdan mucho a la carretera de la muerte de Bolivia. Un sólo carril de tierra, coches que vienen enfrente y un precipicio horrible…del lado de la montañaaaaaa!!! –gritaría mi hermana–
Mas al norte hallamos la “Quebrada de las señoritas”, ¡dónde los niños pudieron subir a todas las rocas y sacarse fotos con rocas de todos los colores!
Y vuelta a Salta para cenar y ¡hacer pole!
El norte de Salta es precioso, ahora toca el Sur. “Cafayate”.
Cafayate es la capital del vino del Noroeste Argentino. Y digo bien del Noroeste porque desde entonces hemos visitado San Juan y Mendoza así que hay otras «capitales del vino» en Argentina.
El camino hacia Cafayate desde Salta es precioso, sobre todo cuando quedan unos 60 kilómetros para llegar.
Hay una granja llamada la “posada de las cabras” donde se come la mejor tarta de chocolate y dulce de leche del mundo.
Después, empieza la “quebrada de las conchas” y el espectáculo es extraordinario.
En Cafayate, aunque Janna y yo bebamos (muy) poco vino, la verdad es que el panorama invitaba a una degustación. Fuimos caminando con los chicos a la bodega de las nubes y degustamos varios Torrontés. El blanco, dulce, siempre dulce, le gustó a Janna así que compramos algunas botellas para llevar y sobre todo una para llevar puesta, junto con algunas empanadas y una picada de queso. Lo ideal para pasar la tarde al solcito.
El viaje después transcurre más lentamente.
Entre Cafayate y Mendoza hicimos varias paradas, como “Catamarca,” termas del Rio Hondo donde nos quedamos dos noches en unas cabañas y los niños pudieron jugar, San Juan, El rioja y finalmente, Mendoza.
En Mendoza estuvimos en casa de Felipe con sus tres hijos, Luci, Fausto y Valentino, con los que jugamos a rugby y pasamos un tiempo fenomenal compartiendo asados y risas. No todo es visitar en una vuelta al mundo!
cuanto tiempo sin post…
la promesa era.. cada semana.. y estas fallando
puedo comentar algo del Norte ya que hemos coincidido en algunos puntos.
Puntos que NO coincido… DISTINTO,LAS MONTAÑAS DE COLORES ( HAY POR TODOS LADOS), HELADOS, LA CARRETERA DE LA GARGANTA DEL DIABLO – ES MUCHO MEJOR QUE LA MISMA GARGANDA .. y la no menos famosíiiiiiisimaaa TILCARA
Puntos que SI coincido – mejor parrillas del mundo , “Quebrada de las señoritas”, la gente, el entorno.
Te olvidaste del tren de las nubes.. y el salar…no se puede hacer todo…
y otra duda el el famoso TORRONTES…. aún no le he pillado el gusto – ( los siento JAVIER ! )
BON NADAL, OS QUEREMOS MOLT